-¡Lacros salvará al mundo!
-Si Alejandrita, ese es su
destino.
La estrella rasgaba el cielo, en
símbolo de una nueva era. El día anterior un cuervo había llegado a la casa de
Kua-Yi, trayendo un mensaje desde las costas, el Imperio del Sol había caído.
Zagal había desatado una guerra civil en su interior, haciendo fácil la
destrucción de su capital y de todos los pueblos que unían al imperio en el
continente selvático de Sol. Con la caída del Imperio del Sol, el mundo había
perdido su último ejército contra Zagal. Ahora, por todo el territorio de los
tres continentes sólo quedaban pequeños pueblos, aterrorizados por ladrones y
piratas. Era momento de comenzar a moverse y la estrella roja en el cielo
apuraba las decisiones.
-Es un presagio – respondió
Kua-Yi a Lacros.
-Es evidente, maestro, pero ¿Qué
significa?
-La estrella se ve durante el día
y la noche, jamás se apaga, está indicando un lugar. Indica hacia acá.
-Zagal vendrá hacia acá si logra
descifrar aquello.
-Jamás podrá – Dijo Niche – Las
montañas sólo le muestran este lugar a quien es bien recibido.
-Zagal tiene la espada – Dijo
Kua-Yi con lástima – Aleryion es un dragón, debe ser bien recibido en este
lugar.
-Eso quiere decir que el tiempo
se nos ha acabado – Dijo Lacros.
-No Lacros, recién comienza. Has
aprendido todo lo que yo te puedo enseñar, pero ahora es cuando comienza tu
real viaje. Las tormentas en el mar de Gusano y en el mar de Jade han acabado,
debes viajar ahora, con tu nueva armadura de conocimiento y tu honor.
-Maestro, no está listo – Dijo
Roiry. Lacros tampoco se sentía listo.
-Lo está, solo debe descubrirlo.
La esposa de Kua-Yi entró
corriendo a la habitación y se acercó a Kua-Yi, diciéndole algo al oído. Kua-Yi
la miró con terror. Lacros, al ver la expresión en la cara de Kua-Yi imaginó lo
peor, pero el viejo se levantó con calma e indicó a sus tres alumnos que no salieran de la
habitación, pero que estuvieran preparados.
Kua-Yi salió al jardín apresurado
y encontró a tres hombres vestidos con armaduras forradas en pieles, barbas
largas y profundas, el cabello largo y trenzado en varias partes, armados con
hachas, espadones y escudos de madera. Los tres hombres estaban notoriamente
heridos, aunque seguían de pie. Entre los tres hombre había una mujer, más baja
que Kua-Yi, de cuerpo esbelto y firme. Tenía los ojos azules como el hielo y el
cabello pelirrojo y largo, que caía en una gruesa trenza sobre su hombro
derecho. Estaba vestida con armaduras de placas, que cubrían sus pechos
abultados bajo el acero, sus hombros y sus brazos hasta los codos. Llevaba
pantalones de placa de acero hasta los tobillos, y botas de cuero y lana negra.
Desde las hombreras de la armadura nacía una capa de color azul y desde su
cintura, una falda rasgada roja y verde cubría la armadura hasta las rodillas. La
mujer era tan joven como la hija de Kua-Yi, pero llevaba un hacha en el
cinturón, sobre la falda, un arco en su espalda y una rodela de madera y hierro
en el brazo izquierdo. Eran gente de Cui, pobladores del hielo, guerreros de
nacimientos, fuertes y fieros.
-Kua-Yi – Gruñó uno de los
hombres, el más viejo.
-Eskargo – Kua-Yi estaba
sorprendido – pensé que habías muerto hace años.
-Desaparecimos, la anciana bruja
de nuestra tribu predijo el regreso de un dragón que devoraría a nuestra gente.
Corrimos a las montañas con Skalia y la criamos ahí, lejos de todo contacto. El
dragón llegó, como debes saber. Cui
ahora es solo un montón de ruinas humeantes, pero cumplimos nuestro deber Kua-Yi,
Skalia está a salvo.
La chica avanzó entre los tres
hombres y se arrodilló frente a Kua-Yi en señal de agradecimiento. Los tres
hombres se desplomaron en el piso y tres cuervos extendieron sus alas, volando
hacia las nubes del horizonte. Lacros, Niche y Roiry salieron al escuchar el
acero caer al piso. Skalia derramaba lágrimas sin hacer ruido, mientras Kua-Yi
con una mano sobre su hombro intentaba consolarla. Los guerreros de Cui se
desvanecieron en un montón de plumas negras.
-Dieron su último respiro por
salvarte Skalia
-¿Quién es ella? – Preguntó
Lacros.
La joven levantó la mirada hacia
Lacros y cuando lo distinguió bien, corrió a sus brazos.
-Ella es Skalia de Cui, la última
Dragona de Cui.
Lacros, confundido, solo
reaccionó a abrazar a Skalia. Ella debía tener diecisiete o dieciocho años.
-La Dragona de Cui siente a los
demás Dragones.
Skalia pasó el resto de la tarde
sollozando en silencio, intentando secar sus lágrimas tan rápido como salían.
No se separaba de Lacros.
-Llegaron acá siguiendo la
estrella – Le dijo Kua-Yi a Lacros – Eso quiere decir que si aún vive el Dragón
de Sol, sentirá que debe venir a este lugar. Pero también significa que Zagal
sentirá la llamada también, y si eso ocurre, tú debes salir de aquí… ambos
deben salir de aquí.
-Me has entrenado para
enfrentarme a Zagal…
-Sí, pero Skalia no está lista –
Interrumpió Kua-Yi – y la estrella indica que Zagal tiene al menos una de las
espadas y tu no. Debes buscar la espada de Boros y Skalia debe encontrar la espada
de Cui. También deben encontrar al Dragón de Sol antes que Zagal. Recuerda
Lacros que Zagal tiene el poder de los muertos gracias a Aleryion, y su
ejército es números, debes reunir un ejército también. Riory y Niche saldrán
esta noche en busca de los sobrevivientes de Jade, debes embarcar lo antes
posible hacia Boros y Eris, reunir a todos los que puedas, busca a Unojo, si
aún está vivo, es posible que se nos adelantara en esta misión. Estamos en un
momento crítico y la llegada de Skalia es la señal de que el tiempo se nos
acabó.
Skalia no había abierto la boca,
pero observaba con atención a Kua-Yi mientras hablaba. Cuando Lacros y Skalia
estuvieron solos, ella lo soltó y se sentó frente a él.
-Mi padre – Dijo Skalia para la
sorpresa de Lacros – Fue la generación de Dragón de Kua-Yi. Hace quince años,
Kua-Yi viajó a visitar a mi padre. Yo tenía cuatro años y solo recuerdo algunas
cosas sobre él. Tú eres Lacros, el dragón de Boros, me han hablado de ti.
-Así es. Lo siento, a mí nadie me
ha hablado de ti.
-Lo sé. Sé muchas cosas. Cuando
lloverá y donde nacerán las frutas maduras, donde se refugiarán los animales en
invierno y donde estarán para la caza de primavera. Tu eres de Boros, apuesto
que tu velocidad en combate es impresionante.
Lacros no lo había pensado, pero
con las palabras de Skalia recordó los momentos en que había corrido peligro y
su cuerpo se había movido para salvarlo, como en el primer entrenamiento contra
Niche.
-No sabía…
-Tu guardián no pudo explicarte
gran cosa, ya lo veo. Mi guardián era Eskargo, era el mejor amigo de mi padre y
siempre estuvo conmigo. Cuando Mama Lua, la anciana vidente de nuestra tribu
predijo la venida de Zagal, Eskargo me llevó a las montañas por orden de mi
padre. Eso fue cuando yo tenía diez años, pero Eskargo me entrenó y me crió
bien.
Lacros guardó silencio. Aun
cuando recién la conocía, sentía calma y tranquilidad al lado de Skalia, un
sentimiento que solo había percibido una vez en su vida, cuando estaba junto a
Ania.
-Los Dragones nacimos para estar
juntos Lacros, que no te extrañe sentir que me conoces.
Skalia se apegó a Lacros,
apoyando la cabeza contra su pecho y acurrucándose entre sus piernas. Lacros la
abrazó nuevamente mientras miraba el sol en el horizonte. Después de unos
minutos, sintió la respiración tranquila de Skalia. Se había dormido. Lacros
apoyó su espalda contra el muro, sin separarse de la chica y cerró los ojos.
Aquella noche no tuvo pesadillas.