-No puedo dormir abuelo.
-¿Necesitas un cuento, Alejandrita?
-Ya!!
-Arrópate bien que hace frió. Ese día igual hacía frío…
mucho frío…
“La princesa Ania estaba tendida boca abajo en el piso de
mármol. Su cabello naranjo se llenaba del carmesí de la sangre que manaba de su
vientre abierto. Zagal, con la espada manchada al igual que su honor, sonreía
junto a ella. Los bellos ojos azul cielo de la princesa Ania se habían apagado
y el siguiente era su padre, que estaba arrinconado como un ratón. Cuando Zagal
se acercó hacia él espada en mano, Lacros abrió la puerta de golpe.
Abrió los ojos, un nuevo día después de la pesadilla
recurrente. El día que falló y que jamás lo dejara de perseguir. El vino había
sido suficiente para dormir, pero no para olvidar.
Estaba sentado en el piso de la taberna. Ya había amanecido.
Tenía la espalda apoyada en el muro y en su mano aún tenía el tarro con restos
de vino dulce. Unas noches era vino, otras era cerveza. Tenía la desgarrada
capa de lana enrollada para protegerse del frío. No recordaba como llego al
piso. Se intentó levantar pero la cabeza
le pesaba. Necesito tres intentos y solo duro unos segundos de pie antes de
sentarse en el banco de madera de la barra.
No alcanzo a pedir el primer tarro de cerveza cuando una mano enguantada
le tocó el hombro. No giro la cabeza, pero hizo un ademan de atención.
-¿Eres Lacros?
-No, no soy nadie
-Es él – dijo el cantinero.
El hombre no sacaba su mano del hombro de Lacros. Era un
hombre alto y robusto, totalmente calvo, pero con un espeso y largo bigote
negro y las pocas cejas que tenía, arqueadas en una mueca de constante enojo.
Lacros volvió su mirada al mesón.
-Vamos, te quieren ver.
Lacros saco un cigarrillo de su bolsillo y lo dejo un
momento entre sus labios. Tenía la boca seca y pastosa. Acerco una vela y
prendió el tabaco.
-¿No me escuchaste? – Dijo el hombre calvo – Nos vamos.
El hombre intento sacudir a Lacros, pero antes de que se
diera cuenta, su oreja cayó al piso y el filo de la daga de Lacros estaba
manchado con su sangre. El hombre retrocedió gritando e intentando detener la
hemorragia con las manos. Lacros se volvió a sentar, pero al instante sintió un
fuerte golpe en la cabeza y el mundo se apagó.
Despertó respirando agua, con la cabeza envuelta en un saco de harina.
Tenía las manos amarradas y el torso desnudo. Lo levantaron y el aire entro
rápidamente por su nariz y boca mientras le sacaban el saco. Cayó de lado tosiendo
y retorciéndose.
-No fue muy amable lo que le hiciste a mi buen amigo Gaudo –
Dijo una voz ronca y raposa.
Lacros intento abrir los ojos. Diferencio cinco sombras.
Tres corpulentas y dos delgadas. Una de las corpulentas goteaba agua de sus mangas y otra,
tenía una venda en la cara. Una de las delgadas se reía. La última de las
sombras corpulentas se acercó y el mundo se aclaró un poco más. El, un hombre
viejo, pero fuerte, con los brazos anchos y musculosos, un guerrero tal vez.
Tenía el pelo delgado y escaso, hasta los hombros, blanco como su profunda
barba. Aun así, parecía arreglado y limpio. En vez de ojo izquierdo tenía una
cicatriz violácea, con una línea que iba desde la sien hasta el comienzo de la
mejilla.
-No es forma de tratar a tus nuevos compañeros de trabajo –
Dijo el viejo de voz ronca.
- Unojo, déjame cobrar venganza, déjame sacarle la oreja a
este bastardo – Grito desde atrás el que parecía llamarse Gaudo, el hombre
calvo.
-Si te sacó una oreja sin que te dieras cuenta, no la
merecías – Dijo entre risas uno de los delgados.
-¡Dejen de pelear! – Grito el viejo – Deben dar una buena
primera impresión a su nuevo compañero.
-No soy compañero de nadie – Jadeo Lacros.
Todos rieron, menos Lacros.
-Veras muchacho – Comenzó el viejo – Se quién eres y sé que
ocurrió; y no te mentiré, necesito a alguien como tú. Fue difícil encontrarte y
sabía que sería difícil convencerte, pero la oreja de Gaudo es un pequeño
precio. Eres un hombre entre pocos Lacros y tu habilidad es impresionante, pero
no eres el mejor. Te has descuidado, pero al menos no tanto para que me seas
inútil. Muchos dirían que el antiguo reino cayo por tu culpa, pero yo sé que no
es así, yo sé quién es el culpable y busco lo mismo que tu…
-Yo no busco nada – Interrumpió Lacros.
-Claro que no – El viejo se le acercó al oído – Yo sé dónde
está Zagal.
Lacros abrió los ojos y miro al viejo. De un movimiento se
sentó y de otro, se puso en pie. El viejo le desato las manos.
-Te escucho – Le dijo Lacros sobándose las muñecas.
-El muy bastardo de tu amigo es difícil de encontrar, pero
yo le seguí la pista. En este momento debe estar tomando un barco al oriente,
por las nuevas rutas de comercio. Mis informantes me han dicho que planea ir a
un lugar llamado Valle de Jade.
-¿Qué quieres de él? ¿Por qué lo buscas?
-Digamos que no cumplió su parte del trato.
Lacros observo al grupo. Todos parecían seres extraños.
Estaba el enorme hombre calvo y a su lado, un gigante de cabello largo y rubio,
con una espesa barba teñida azul en las puntas y un tatuaje rojo bajo el ojo
derecho, en forma de olas. Uno de los hombres delgados era bajo y lampiño, su
rostro era blanco y sin gracia, parecía más uno de los antiguos alquimistas,
que la ley del señor de las nubes quemo hace cientos de años, que un guerrero.
El otro era alto y escuálido. No dejaba de sonreír. Llevaba el pelo hacia
atrás, tomado por un cintillo grueso. Posiblemente un ladrón o un asesino.
Tenía dagas pequeñas en todo el cinturón, a los lados de las botas y en las
mangas del chaleco de lana.
-¿Qué quieres que haga? – Dijo Lacros, sin cambiar su
expresión vacía.
-¡Eso es! – Grito el viejo – Que bueno que aceptas. Solo
necesito que le sigas el rastro a Zagal y me lo traigas. Yo arreglare mis
cuentas con él y luego podrás hacer lo que quieras con el bastardo. Un barco te
espera en los puertos Grises. Zarpara en una semana. En el establo de la
taberna donde estabas desperdiciando tu talento hay un caballo para ti. El
capitán del barco sabe que llegaras con él y le dará espacio también al
caballo. El barco se llama “Sombra Espumosa”.
-¿Cómo sabias que aceptaría? – Pregunto Lacros - ¿Cómo sabes
que no tomare el caballo y el barco y no me volverás a ver?
-Te dije que te conozco, muchacho – Dijo el viejo tensando
la cicatriz del ojo – Y sé muy bien que no me engañaras.
Lacros miro con desconfianza al viejo y luego a sus
compañeros. Estiro la mano y el viejo le dio un apretón fuerte y firme.
-Es un trato – Dijo el viejo en voz alta – Al calvo ya lo
conoces, su nombre es Gaudo. El de su lado es su hermano, Skairs. Es algo
callado desde que perdió la lengua. La rata que sonríe es Airs. Revisa tus
bolsillos cada vez que te salude. Y él es el doctor Barion Vertz, más conocido
como el carnicero Vertz.
-Es un gusto – Dijo Barion, con voz temblorosa y tímida –
Sera un gusto trabajar con usted señor Lacros.
- Y a mí me llaman, Unojo, no creo que tenga que explicar
porque – Dijo al final el viejo – Bienvenido a la familia muchacho.
esta muy bueno, y ya quiero leer la segunda parte! excelente :)
ResponderEliminarSera un capitulo semanal :) gracias por comentar...
EliminarInteresante, esperare por el proximo =)
ResponderEliminarLos capitulos cada cuanto tiempo saldran ?
ResponderEliminares decir el proximo sera el dia viernes ?
Bueno como apreciacion personal me gusto como escribes
No podria criticarte mas pues creo que falta mas texto para poderte hacerte una critica viejo...
quisas lo que puedo apreciar un poco es que lacros es alguien tipo sasuke de naruto un wn de pasado oscuro orgulloso y fuerte
Eso no mas puedo decirte :)
felicidades por la iniciativa
Jaxyer
Gracias... el otro capitulo saldra el jueves de la otra semana. Y sobre lo que me dices, no se, no he visto Naruto jajajaja... pero muchas gracias.
Eliminarestá muy bueno! te deja metidísima en la historia..:)
ResponderEliminarhay que esperar mucho, pero esta buenísimo este primer capítulo, saludos
ResponderEliminarMe gustó mucho, tienes mucho futuro escribiendo y pues tu forma de describir las cosas es bastante buena, no he tenido problemas al imaginármelo todo y ser consumido por la historia.
ResponderEliminarConocí tu blog gracias a un herrero que compartió el enlace en facebook y me agrada ver gente que escriba historias como estas, ya que es uno de mis géneros favoritos.
Como crítica constructiva ojo con los tildes de ciertas palabras, porque cambia mucho el sentido cuando las escribes mal, ej: giro-giró, necesito-necesitó, etc. Pero por lo demás todo excelente! sigue escribiendo! un gran saludo :)
Bueno, es a lo que me dedico, ya que soy escritor.
EliminarExcelente iniciativa estimado, espero la segunda entrega.
ResponderEliminarEl día miércoles compañero.
EliminarSaludos, intrépido escritor. ¡Me ha gustado el primer capítulo! Segundo el comentario de mi compañero anónimo de más arriba: revisa los acentos a lo largo del texto (también en la descripción del blog) y la puntuación cuando usas el guión largo. ¡Sigue adelante!
ResponderEliminar¡Un abrazo!
No os preocupéis...yo me encargaré de los tildes. Será mi contribución.
ResponderEliminarAtenta a la continuación!
ResponderEliminarMe ha gustado muchísimo el primer capítulo, la forma que describes la historia hace volar la imaginación. Me gustaría saber más, así que te pido que no nos dejes con la incertidumbre porfavor y no abandones este tremendo talento que tienes.
ResponderEliminarFelicidades.